A principios del año pasado, muchos títulos que apuntaban a los festivales internacionales se encontraban con la producción aún en sus inicios y los pronósticos no eran muy optimistas para igualar las cifras del ciclo anterior. Sin embargo, los resultados han sido más que notables, empezando por el León de Oro que Pedro Almodóvar conquistó en Venecia con su primera película en lengua inglesa, The Room Next Door.
Pese a no tener una representación tan sólida en Berlín como en años anteriores, cuando Alcarrás se hizo con el Oso de Oro en 2022 o, al siguiente año, Sofia Otero conquistó el Oso de Plata for Best Leading Performance por 20,000 Species of Bees, y Lois Patiño consiguió ex aequo el Special Jury Award por Samsara, en 2024 la coproducción entre España, Suiza y Perú dirigida por Klaudia Reynicke, Reinas consiguió el Gran Premio del Jurado de la sección Generation Kplus, sección que otorgó también el premio al mejor cortometraje a Cura sana, de Lucía G. Romero, y que posee el estimulante valor añadido de poner de relieve el talento más joven en el festival alemán. Además, la producción española The Human Hibernation, de Anna Cornudella, obtuvo el premio Fipresci de la sección Forum.
Ya en primavera, la actriz española Karla Sofía Gascón se convertía en la primera mujer trans en ganar el premio en Cannes a la mejor actriz compartido con todo el reparto de la producción franco-mexicana dirigida por Jacques Audiard, Emilia Pérez. Por su parte, Jonás Trueba, recibió el Europa Cinemas Label Award for Best European Film por The Other Way Around en la sección Directors’ Fortnight.
En Toronto, They Will Be Dust, de Carlos Marques-Marcet, una co-producción española con Italia y Suiza, recibió no sólo el Platform Award, sino también el elogio encendido y unánime de todo el jurado a una película tan provocadora en su planteamiento emocional, un drama musical abordando la eutanasia.
Y ya en el festival de San Sebastián, la aventura torera e hipnótica de Albert Serra, Afternoons of Solitude, conquistó la Concha de Oro con la primera incursión en el territorio del documental del cineasta catalán. Otra insólita y valiente apuesta, la de Mar Coll con Salve María, obtuvo una mención especial y el Junior Jury Award en Locarno. Dos importantes títulos estos últimos que poseen un valor distintivo y común: son títulos que entrañan singulares riesgos artísticos y de contenido, lo que es un signo de estimulante de futuro.