por Eurídice Cabañes
En esta colección, los videojuegos se presentan como forma de arte y cultura que bebe de otras expresiones artísticas, y en donde es posible encontrar claramente las influencias estéticas de los grandes maestros de las artes tradicionales. Como con el caso de Gris y la obra escultórica de Alexander Calder, jugar con videojuegos significa interactuar con sistemas significativos que nos ayudan a encarnar el acto de la creación y del consumo estético. Desde la recuperación de técnicas tradicionales hechas a mano hasta la recreación de nuevas realidades a partir de innovadores principios estéticos, en los videojuegos encontramos: el diseño estético como recuperación de técnicas artísticas del pasado; el diseño de espacio como nueva forma de arte paisajístico, arquitectural y del entorno; y la experiencia jugable como motor de una nueva estética producto de la era del digital. Todos ellos muestran como en la experiencia lúdica, la percepción del placer, de lo bello y de lo sublime se acompaña por la percepción de la vivencia propia del jugador, proponiendo así un puente entre la tradición y la innovación.