El sueño de la sultana participó en la sección oficial del último festival de San Sebastián, junto a Dispararon sobre el pianista, de Fernando Trueba y Javier Mariscal. Un hito para la animación española.
El sueño de la sultana destaca en el Festival de San Sebastián
La productora y también directora Chelo Loureiro conocía a Herguera por la docena de admirados cortometrajes que esta acredita. Cuando hace casi quince años inició Herguera los trabajos de desarrollo de la película, la directora estaba pensando en un documental, a raíz de conocer el libro en el que está inspirada la película en uno de sus viajes a India. “El sueño de la sultana” era un libro de 1905, y en él la autora, la bengalí Rokeya Hossain, ponía en pie toda una utopía feminista en el imaginario país de Ladyland, donde los roles de poder estaban intercambiados y eran las mujeres el sexo dominante. Este origen inaudito necesitó de casi quince años hasta llegar a San Sebastián y ahora a Annecy.Escrito por la directora y Gianmarco Serra, la película no es solo una puesta en escena del libro, sino una reflexión sobre él, el feminismo oriental y occidental y los propios procesos de creación. Las muchas y sofisticadas técnicas empleadas finalmente, además del sentido del humor, hacen algo único del resultado final.
La producción acabó liderada por Abano, y también entraron El Gato Verde y Uniko, en coproducción con la alemana Fabian & Fred. Los inicios de esta película se remontan a casi 15 años atrás. El tratamiento experimental en animación suele tener mucha mejor cabida en el formato del corto, pero no tanto en la larga duración, de modo que el proceso financiero fue largo. Lo que, por otra parte, pudo contribuir a desarrollar mejor el proyecto, dada la naturaleza vocacional y comprometida del mismo.Loureiro recuerda que, desde el principio, encontraron muchos patrocinios particulares, pero con aportes muy pequeños. Añade que los tiempos fueron tan largos que incluso hubo coproductores internacionales que tuvieron que retirarse del proyecto. “Y menos mal que cuando el “Me Too” cobró auge, aumentó la receptividad”, dice la productora.La película pasó por Cartoon Movie y finalmente obtuvo la ayuda del ICAA y las televisiones públicas (RTVE, EiTB, ZDF Arte), con participación de Movistar+ y Filmin. El presupuesto final ascendió a 3 millones y fue suficiente debido al largo proceso y al concepto artesano de la producción. La holandesa Square Eyes maneja las ventas internacionales.