“El primer videojuego español fue La Pulga”. Esta frase tantas veces leída en los medios de comunicación, que además será el primer resultado de cualquier búsqueda en Google y que se ha extendido hasta el punto de anclarse en el imaginario colectivo del sector del videojuego español, es un sólo un mito que hay que desmontar.
No podemos asegurar que Destroyer fuera el primer videojuego español, pero sí el que ha sobrevivido a lo largo de los años y aún se conserva. Todo un hito en la historia de los desarrolladores de nuestro país.
Retrocedamos a 1980, tres años antes de que Paco Suárez y Paco Portalo desarrollaran La Pulga. Por aquel entonces el videojuego estaba dando sus primeros pasos en forma de máquinas recreativas. Fue Playmatic, empresa catalana centrada en la creación de pinballs, quien, tras ver el éxito de propuestas como Space Invaders (1978, Taito), decidió apostar por esta industria aún en pañales, convirtiéndose así en la pionera de nuestro país. Colaborando con EFOSA (Electronica Funcional Operativa S.A.), que fue la encargada del desarrollo, crearon el sello de CIDELSA y publicaron Destroyer. Esta vez parece que sí, hablamos del primer videojuego comercial español.
El mérito de Cidelsa y EFOSA no solo reside en crear el primer videojuego de factura nacional, también en el cómo se hizo. En aquellos tiempos era normal importar las placas de los videojuegos de éxito y modificarlas; pero Cidelsa decidió arriesgar y crear videojuegos exclusivos que eran similares a los referentes de la época, pero con un diseño y elementos propios.
Destroyer sigue la corriente de éxito que marcaban juegos como Galaxian (1979, Namco) o el ya mencionado Space Invaders. El jugador controla a una pequeña nave que debe enfrentarse a complejas oleadas de enemigos hasta llegar a un jefe final, elemento habitual en la actualidad, pero innovador en 1980. A Destroyer le siguieron Altair (1981), una secuela, Altair II, que no ha sobrevivido al paso del tiempo y Draco (1981), otro shooter, pero protagonizado por un humano y en el que se usan dos sticks: uno para el movimiento y otro para el disparo.
¿Podemos asegurar entonces que Destroyer fue el primer videojuego español? No, solo que es el más antiguo que aún se conserva. Un año antes, en 1979, ingenieros de la empresa Electrogame crearon un prototipo de placa para máquina recreativa que contenía el videojuego El Paracaidista. Dicho proyecto se canceló, nunca llegó a ser comercializado y las placas que se conservan están dañadas.
Podemos retroceder aún más en el tiempo, concretamente hasta 1977. Recientes trabajos de arqueología del videojuego, realizados por el medio Parcela Digital, han sacado a la luz que en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Madrid se creó un videojuego de Ping-Pong con fines académicos y no comerciales. El juego no se conserva, pero sí los suficientes testimonios y documentos que acreditarían que se trató del primer videojuego realizado en España.
Quién sabe si hay más juegos que han caído en el olvido y están esperando que alguien los rescate y haya que volver a rehacer toda la cronología de la historia del videojuego español. Pero una cosa está clara, La Pulga, que siempre será un icono de nuestra industria y su éxito internacional marcó el inicio de lo que muchos jugadores consideran que fue la edad de oro del software español, no fue -ni estuvo cerca de serlo- el primer videojuego español.
Referencias y enlaces de interés:
DeVuego BD | Base de datos del videojuego español. (s. f.). DeVuego. https://www.devuego.es/bd/
Llaca, M. (2023, 5 octubre). Historia del Ping-Pong de 1977: primer videojuego hecho en España creado en la Universidad Politécnica de Madrid. https://parceladigital.com/articulo/historia-del-ping-pong-de-1977-primer-videojuego-espanol-creado-en-la-upm
Recreativas.org. (s. f.). Base de datos de máquinas recreativas españolas Recreativas.org. https://www.recreativas.org/